lunes, 17 de mayo de 2010

Capítulo 8

Cuando llegué a casa el abuelo no estaba aún. Desempaqué las cosas que había comprado y me pusé a hacer algo de comer. Preparé una tortilla de patata, sobraría para el abuelo.
Después de comer estuve escuchando algo de música mientras pintaba. De repente oí un ruido y me asomé a la ventana: se trataba del abuelo, acompañado de Anna, la chica pelirroja del pueblo, y un señor mayor, supuse que se trataba del abuelo de Anna.

-Hola - saludé de buen humor.
-Charles - dijo mi abuelo - esta es mi nieta Ruby. Ruby, este es mi amigo Charles y su nieta, Anna, tiene tu misma edad...
-¡De hecho ya nos conocemos! - dijo Anna, feliz.
Yo también sonreí.
-Toma algo, Charles - dijo mi abuelo, entrando en la casa a por una cerveza.
-Solo una cerveza, Paul... - dijo Charles, siguiéndole.

Mientras nuestros abuelos tomaban una cerveza yo me senté en el escalón del porche junto a Anna.
-¿Qué tal? - pregunté, intentando darle conversación.
-¡Oh bien! - dijo. Luego miró a su alrededor y dijo - Lamento ser pesada...pero,¿de verdad que no te apetece salir con nosotras? ¡Tienes que aburrirte aquí sola todo el día!
Puede que si cualquier otra persona hubiera dicho aquella frase me hubiera parecido mal, pero Anna realmente me había caído bien y apreciaba que hiciera el esfuerzo de meterme en su pandilla de amigas.
-Bueno... - dije, encogiéndome de hombros - en realidad no estoy aquí por un viaje de ocio, tan solo forma parte de un castigo que me puso mi padre... o mejor dicho, la novia de mi padre.
-Ajá...- dijo Anna.
Estuvimos un rato en silencio. Anna jugueteaba con una brizna de hierba y yo mientras me entretenía en mirarme los cordones de mis zapatillas de deporte negras. Oímos como su abuelo decía que era hora de marcharse. Anna se levantó y me dijo:
-Ruby... Mañana por la tarde voy a salir a dar un paseo con mi mejor amiga, Helen. Si quieres podemos pasarnos a buscarte... Te lo pasarás bien.
-Mmm esta bien - accedí. Ya que iba a pasarme toda la mañana estudiando matemáticas no estaría mal distraerme por la tarde.
Anna sonrío:
-Mañana a las seis de la tarde te recogeremos aquí, ¿vale?
-Perfecto - asentí.
Nuestros abuelos salieron de la casa. Mi abuelo y yo nos despedimos de ellos y luego cenamos.
-Abuelo, mañana voy a salir por la tarde con esa chica, Anna, y con su amiga Helen.
-¡Claro! - dijo mi abuelo, sin prestarme demasiada atención.
Era fácil vivir con el abuelo, me ignoraba.




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