lunes, 17 de mayo de 2010

Capítulo 7

Abrí los ojos lentamente, cegada por la claridad que entraba por la ventana. Busqué a tientas con la mano en teléfono móvil que estaba sobre la mesita y miré la hora. Las 10 de la mañana. Con pereza me levanté y me vestí. Luego bajé al comedor. Había una nota en la nevera del abuelo "He salido a pescar, volveré por la tarde". Me encogí de hombros y saqué una botella de leche de la nevera. Luego abrí los armarios en busca de algo rico y encontré una caja de galletas normales, las de toda la vida. Me dije que tenía que ir al supermercado a por alguna con chocolate, o a por unos cereales.

Cuando acabé de desayunar me dirigí a mi habitación y cogí mi mochila, donde estaban mis libros y mis apuntes de matemáticas. Luego fui al porche a estudiar, tumbada en la hamaca del abuelo.
A la 1 estaba ya cansada de estudiar, pero como todavía era demasiado pronto para comer cogí dinero y me fui a la tienda del pueblo.
En el supermercado compré provisiones: patatas pringles, de las del bote verde..¡mis favoritas!, algunas latas de Coca-Cola...¡pero muchas de Red Bull! Tabletas de chocolate, chicles y frutos secos. La cajera me miró con una mezcla de incredulidad y sorpresa, supongo que le parecían muchas guarrerías, y la verdad que lo eran, pero tenía que concederme alguna pequeña alegría. Al final del verano parecería una foca...¡pero qué importaba aquello ahora!

Cogí las bolsas y de nuevo emprendí el regreso a casa. Pasé por la plaza central del pueblo donde había un grupo de chicas de mi edad sentadas en los bancos que había rodeando a la fuente del centro de la plaza. Pudé notar como sus miradas se clavaban en mi fijamente. Luego las oí cuchichear entre ellas. Aquello me hizo sentirme algo incómoda así que comencé a andar más rápido.
De repente oí como una de ellas corría hacía a mi llamándome:
-¡Eh! - exclamó.
Me di la vuelta y la miré. Tenía el cabello recogido en una trenza, me llamó mucho su color naranja zanahoira. Vestía con unos grandes pantalones vaqueros y una camiseta de tirantes. Tenía unos grandes ojos verdes y la cara llena de pecas. Parecía una auténtica chica de pueblo (no me gusta para nada la palabra "paleta", aunque supongo que en aquella ocasión era la adecuada) pero parecía simpática.
-¿Me dices a mi? - pregunté. Vale, supongo que era una tontería de pregunta, ¡claro que se refería a mi!
-Sí - dijo ella - ¿eres la nieta del señor Gallagher?
-Sí - contesté - ¿cómo lo sabes?
-Mi abuelo suele ir de pesca con él y me dijo que tu abuelo le había comentado que tú ibas a venir a pasar el verano con él.
-Sí - afirmé.
-Bueno... ¡me llamo Anna!
-Yo me llamó Ruby - le di dos besos.
-Encantada...Si quieres puedes quedarte conmigo y con las chicas - dijo señalando a las chicas de los bancos de la plaza.
-Mmm la verdad es que tengo que ir a casa a dejar la compra...¡llevo un cargamento enorme de Red Bull y no quiero que se enfríe!
-Esta bien... - dijo Anna - De todas formas eres bienvenida siempre que quieras.
-Gracias - agradecí de todo corazón.

Me despedí de ella y me fui a casa, pensando. Quizás no estuviera mal hacer un par de amigas allí, al fin y al cabo pasar todo un verano con la única compañía que el abuelo no era lo más "guay" que se me ocurría...

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