martes, 11 de mayo de 2010

Capítulo 6

Ya llevabámos dos horas de viaje, no hablaba con mi padre, simplemente miraba la carretera por la ventanilla, mientras escuchaba música a todo volumen con mi mp3.
-Paremos a comer - dijo mi padre de repente.

Llegamos a un aparcamiento de coches de un restaurante de carreta con gasolinera a pocos metros. Me bajé del coche de mala gana y seguí a mi padre al comedor del restaurante, mi mal humor disminuyó un poco cuando noté que el comedor tenía aire acondicionado y cuando me sirvieron una hamburguesa de carne, con mucho ketchup y patatas, delante mío, todo ello acompañado de una Coca-cola helada.
-Ruby... - dijo mi padre - ya se que no quieres ir a casa del abuelo y que estas muy enfadada conmigo por lo de Hawaii...
-Déjalo ya, papá - interrumpí - ahora es tarde, ya he aceptado que me pasaré tooodo el verano con el abuelo.

Aún había un rayo de esperanza de que mi padre se apiadara y me llevará de vuelta a casa. Sin embargo no ocurrió. Mi padre continuó condunciendo y finalmente llegamos al pueblo del abuelo, eran las seis de la tarde.
El pueblo en el que iba a pasar el verano se llamaba Little Wind, un nombre estúpido, lo sé. Apenas habia pisado aquel pueblo en mi vida, en muy contadas ocasiones. De hecho ni siquiera veía demasiado al abuelo, solía venir a vernos a la ciudad en navidad o algún fin de semana en verano, no se trataba demasiado con mi padre...

Little Wind no era demasiado grande, había varias casas, en el centro incluso pequeños apartamentos de tres o cuatro pisos. Las tiendas básicas y varios parques. Sin embargo la casa de mi abuelo estaba algo alejada, en pleno campo.
Había que reconocer que aquel lugar era bonito, con sus prados verdes iluminados por el sol. Lástima que no tuviera playa, tan solo tenía un pequeño lago. Me dije a mi misma que un día iría al pueblo siguiente, donde si había playa.

Mi padre paró el coche frente a la casa del abuelo, no era muy grande, de color naranja claro pintada, con un bonito jardín. En el porche estaba sentado el abuelo, en su vieja mecedora.
-Hola, papá - dijo mi padre.
Mi abuelo masculló entre dientes una especie de saludo. Era un hombre alto y delgado, con el pelo canoso. Había sido policia en Little Wind hasta su jubilación y seguía viviendo allí. La abuela había muerto hacía varios años ya, apenas me acordaba de ella.
Mi abuelo siempre tenía cara de estar de mal humor, sin embargo sabía que en el fondo era bueno, aunque no recordará demasiadas ocasiones en las que el abuelo se hubiera reido, hubiera dicho palabras cariñosas o incluso hubiera sonreido.

-Hola, abuelo - dije.
Nos quedamos en silencio, mi padre intentó sin resultados sacarle conversación al abuelo, este simplemente le respondía con "sí" o "no", y no parecía interesado en la vida de papá.
-Bueno...- dijo mi padre finalmente, incómodo - será mejor que me vaya, mañana tengo que madrugar para coger el avión a Hawaii... - luego me miró a a mi y se dio cuenta de que aquello no había sido precisamente algo apropiado para decir en aquel momento.
-Pasadlo bien - dije.
-Lo mismo digo.. y estudia - dijo mi padre, mientras me daba un abrazo y un beso en la frente. Se volvió a mi abuelo y dijo:
-Adiós papá. Cuida bien de Ruby, Volveré a por ella el 28 de agosto, no lo olvides.
-¡Vete ya! - se quejó mi abuelo.
Mi padre siguió sus órdenes y se metió rápidamente en el coche. Desde allí me saludó con la mano y luego arrancó el coche. Vi como se perdía en la lejanía.

-Vamos - dijo mi abuelo, cuando el ruido del motor se dejó de escuchar y el coche era solo un punto en el horizonte - entra.
Entré y llevé mis cosas a la habitación. Cuando bajé el abuelo estaba en la cocina.
-Ruby - dijo - opino que tu padre es un aútentico cretino al dejarte aquí y permitir que te pierdas esas vacaciones.
-Es culpa de Susan... - dije.
-Lo sé, lo sé... - dijo mi abuelo asintiendo - Yo no me meteré en tus asuntos, sé que no quieres estar en esta casa con tu viejo abuelo, sé que es un fastidio y que odias tener que pasar el vernoa aquí.
-No abuelo, no es eso... - dije, intentando parecer educada - Es solo que no tengo amigos y me aburriré bastante...
-Hay una pandilla de chicos de tu edad en el pueblo - dijo mi abuelo, intentando animarme.
-Creo que me iré a mi habitación a descansar un poco, me he mareado en el coche...
-Esta bien, te llamaré cuando la cena este lista - dijo mi abuelo, levantandose y dirigiéndose al jardín a seguir leyendo el periódico.

Subí a mi habitación y me tumbé en la cama, echa un ovillo. Entonces derramé por primera vez un par de lágrimas. Menuda mierda de verano me esperaba.

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