domingo, 9 de mayo de 2010

Capítulo 5

-Ruby, ¿ya has hecho la maleta? - preguntó mi padre.
-Síiii - dije, alargando la palabra para mostrar mi fastidio.
Luego oí como mi padre decía:
-¡Sam lleva la maleta de tu hermana al coche!
-¡Ya voy! - gritó mi hermano desde su habitación.

Apenas había pasado una semana desde el fin de curso y mi padre ya me estaba mandando por vacaciones al pueblo del abuelo. Había pasado aquella semana con Lucy y mis otros amigos, aprovechando el tiempo que me quedaba con ellos, iba a pasar julio y agosto enteros alejada de ellos. Menudo asco.
Había metido en la maleta menos ropa de la que pensaba llevar a Hawaii, por supuesto ni siquiera había metido un triste bikini, el pueblo del abuelo no tenía playa, para ir a una tendría que recorrer 30 km. Además no sería divertido ir a la playa sola. Llevaba a mi amado libro de matemáticas y alguna novela para entreterneme. Mi inseparable mp3 con todas mis canciones favoritas, mi teléfono móvil para llamar a Lucy y que me informara de todo lo que ocurriera en la ciudad en mi ausencia, un bloc para dibujar y mi cámara de fotos.

La voz de mi padre me sacó de nuevo de mis pensamientos:
-¡Ruby, tienes visita!
Se trataba de Lucy, que parecía triste:
-Siento mucho que tengas que irte, te echaré de menos.
La abracé y dije:
-Yo también. Pero llevo el móvil y te llamaré tooodos los días.
-No será lo mismo... - dijo, aún triste.
-Vengaaa no te enfurruñes - intentaba sonar de buen humor, pero me estaba resultando díficil, a mi tampoco me hacía ninguna irme y no verla hasta septiembre.

Después de un montón de abrazos y de palabras de despedida mi padre dijo que era hora de irse y vi como Lucy desparecía por la esquina, ¡cuánto la echaría de menos!
Susan salió del salón donde estaba trabajando. Con una sonrisa falsa dibujada en la cara me abrazó y fingió una despedida lo más amable posible:
-¡Ruby! ¡Cuánto te echaré de menos! Espero que a tu vuelta hayas reflexionado y te hayas dado cuenta de que es lo mejor para ti...¡seguro que nos acabamos haciendo amigas!
La fulminé con la mirada, antes muerta que ser amiga de aquella bruja, ambas sabíamos que aquello era algo imposible. Sabía que era mentira, que ella tampoco quería ser realmente mi amiga, solamente lo decía para hacerse la buena delante de mi padre. Era una actriz de primera.
A mi no me importaba que mi padre estuviera con otra mujer, al contrario, me parecía genial, pero Susan era insportable.

Sin hacerle caso a Susan pasé a darle un fuerte abrazo a mi hermano, a él si le echaría mucho de menos.
-¡Pásatelo muy bien, Sam! - dije.
-¡Te traeré algo de Hawaii, lo prometo! - aseguró mi hermano mientras me revolvía el pelo con la mano derecha.
Entonces llegó el momento de montarme en el coche, mi padre hizo lo mismo y arrancó. Miré por la ventanilla como Sam y Susan quedaba atrás, luego dejé de ver la casa, luego llegamos a los edificios de las afueras de la ciudad, y por último deje completamente de ver la ciudad. Ahora solo me quedaban casi cuatro horas de viaje en coche. Suspiré, dos meses lejos de casa, de la ciudad, de mi familia, de mis amigos... Allí empezaba mi verano.


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